¿Nos casamos?

¿Nos casamos?

Cuando hace unos años el Estado Español aprobaba el derecho al matrimonio igualitario comenzaba un largo camino de conflictos aún no cerrados. El portavoz de la Conferencia Episcopal Española ha pedido el cambio de Código Civil para dejar de permitir las uniones homosexuales todo tildando la ley de “acción de Satanás” .

La jerarquía eclesiástica española, una vez más, muestra su lado menos humano y más conservador y cavernícola, mientras los derechos de las personas LGTB siguen avanzando en el mundo (incluso el actual Papa Francisco I ha hecho tímidos gestos hacia la comunidad) la iglesia española pretende que el matrimonio igualitario destruye el matrimonio “de todos”. No deja de ser curioso como conceptualizan el término todos, mostrando la realidad patriarcal de la iglesia católica .

El derecho al matrimonio igualitario ha abierto la caja de Pandora de los derechos LGTB. Las diferentes religiones se mueven en la contradicción; Obispos luteranos de Noruega se han mostrado partidarios de autorizar los matrimonios religiosos entre personas del mismo sexo. Ultraortodoxos judíos se muestran del todo contrarios mientras el movimiento LGTB de Israel reclama una legislación que respete los derechos del colectivo. En Catalunya se presentó la asociación de Musulmanes Homosexuales y recibió el silencio de la comunidad musulmana. En Brasil el debate político sobre el matrimonio igualitario afecta también la iglesia católica dado que el debate incluye las uniones religiosas… Pero Estados laicos, como el vecino, tampoco se libran del debate frente al matrimonio, el TC francés ha dictaminado que los alcaldes no pueden negarse a oficiar las uniones entre personas del mismo sexo.

El derecho al matrimonio un derecho que ha costado ganar, y que también ha tenido un gran debate interno al movimiento LGTB, es el epicentro de las fobias a la legislación igualitaria. Las diferentes confesiones religiosas muestran el lado más conservador del espectro político y social y muy lejos de los derechos de las personas. Así en la concepción del mundo que de forma comunitaria defienden las religiones, sus valores, prácticas, verdades sagradas, instituciones… las personas LGTB no tenemos cabida, pero como ciudadanos y ciudadanas se nos pide el respeto a la libertad religiosa. ¿Realmente hablamos de libertad? ¿O las instituciones religiosas viven muy lejos de una realidad diversa? Me decanto por esta segunda cuestión, a pesar de los cambios que algunos vislumbran y las voces críticas que las diferentes instituciones religiosas tienen en su seno. Los derechos LGTB no deberían ser moneda de cambio en la política, tampoco sujeto de persecución religiosa.

 

Es técnica en imagen fílmica. Ha trabajado en varias emisoras de radio, televisión y publicaciones escritas. También ha trabajado como gestora cultural. En el campo de la creación artística y ha participado en proyectos audiovisuales y cinematográficos.
Fue diputada en el Parlamento de Catalunya, concejala del ayuntamiento de Esplugues y Secretaria de Políticas Familiares y Derechos de Ciudadanía a la Generalitat de Catalunya.
Ha participado en las publicaciones 20 anys de feminisme, Dones i Literatura. Present i Futur, Politiche familiari europee. Convergenze e divergenze , entre otros.
Actualmente es editora y jefa de comunicación y colabora en diferentes medios LGTB y participa del proyecto IDEMTV, con dos profesionales más.