¿Libertad, igualdad? Homofobia

¿Libertad, igualdad? Homofobia

Es preocupante lo que está pasando a Francia y en el otro extremo de Europa: Rusia y los antiguos satélites de la Unión Soviética.

Una gran cantidad de gente se ha quedado sorprendida cuando ha visto la inesperada y violenta reacción de la derecha y la extrema derecha francesas durante la tramitación, en las dos cámaras de su parlamento, la Asamblea Nacional y el Senado, de la ley que autorizaba el matrimonio y la adopción por parte de las parejas del mismo sexo. La aprobación se produjo por 249 a favor y 97 en contra. Pese a estos resultados, los homófobos franceses, amparados y impulsados por los obispos y las organizaciones católicas, interpusieron, el mismo día de la aprobación, un recurso ante el Consejo Constitucional, que es el equivalente al Tribunal Constitucional español. Con una rapidez impropia de nuestros tribunales, aquel Consejo ha validado la ley y el 29 de mayo fue promulgada por el presidente de la república, último trámite para su aplicación efectiva. El mismo día, en Montpellier, se celebró el primer matrimonio gay de Francia.

La sorpresa en nuestro país es bastante comprensible. Siempre habíamos tenido de Francia la imagen del país de la primera gran revolución social de Europa, la revolución por excelencia, identificada con el famoso lema de Liberté, égalité, fraternité, que todavía es el lema oficial de la república y en contra del cual ahora berrean todos estos “honestos y modélicos” homófobos franceses.

Francia fue, con la Gran Bretaña, uno de los primeros países dónde cuajó la Gay revolution, iniciada, el 1969, en un bar –Stonewall Inn- del Village de Nueva York. Y digo gay porqué en aquella época –y todavía ahora- este sustantivo y también adjetivo, abarcaba tanto los hombres como las mujeres homosexuales, y por este motivo hablábamos de Movimiento Gay y de Frente de Liberación Gay. Los gais franceses –principalmente estudiantes- ya habían participado en los famosos “Hechos de Mayo del 68” y el 1971 fue fundada la primera organización con el nombre de Front Homosexualle de Action Revolutionnaire (FHAR), el Manifiesto del cual, inicialmente, nutrió de contenidos, filosóficamente y políticamente, el “Front d’Alliberament Gai de Catalunya (FAGC)”.

Desde Catalunya estamos viendo, con mucha preocupación, un resurgimiento en Europa de los partidos y gobiernos de derechas, generalmente y con salvadas excepciones, homófobos. Este hecho se pone en evidencia tanto en países muy católicos, como Polonia y Lituania, como en los muy ortodoxas, como Grecia y Rusia, dónde las iglesias respectivas tienen una gran influencia que les permite impulsar el odio contra gais, lesbianas y transexuals. Y es que las tres religiones monoteistas del libro sagrado -judaísmo, cristianismo e islamismo- son las más homófobas, sobre todo y hoy en día la última. La religión cristiana tiene su peso principalmente en países culturalmente más atrasados; en Europa, en cambio ya no tiene el poder del que había disfrutado antes del siglo XX.

Esperemos que, en Francia, el partido al gobierno dure más años –cosa que parece difícil- y los opositores, que cumplan y tengan bien presente el lema de la república: Libertad, igualdad y fraternidad.

 

Armand de Fluvià, genealogista y heraldista de profesión, ha dedicado una parte importante de su vida a la reivindicación de los derechos del colectivo LGTB. En 1970, bajo el franquismo, fundó el Movimiento Español de Liberación Homosexual (MELH), y fue fundador y primer secretario general del Frente de Liberación Gay de Catalunya (1975) y también presidente del Instituto Lambda (1976). En 2000 recibió la Cruz de Sant Jordi y en 2008 la Medalla de Honor de Barcelona. En la actualidad es presidente honorífico del Casal Lambda.