Hemos hablado a menudo desde la editorial de los compromisos electorales. Hemos exigido, a menudo, su cumplimiento. Hemos denunciado, a menudo, las carencias de las políticas LGTBI. Ahora hay que reconocer, también, para avanzar, siempre desde la prevención y la exigencia pero también creando las complicidades necesarias para que los derechos del colectivo sean una realidad.
Hace unos días se nos anunciaban cambios, por lo menos de talante. Desde la Generalitat se tomaba el compromiso de desarrollar reglamentariamente la ley para garantizar los derechos de lesbianas, gais, bisexuales, transgéneros e intersexuales y para erradicar la homofobia, la bifobia y la transfobia y priorizar actuaciones inmediatas, como garantizar el derecho la reproducción asistida a las parejas de lesbianas.
Otra institución, el ayuntamiento de Barcelona, anunció que el consistorio no permitiría oficiar matrimonios a concejales opuestos a casar parejas del mismo sexo, a partir del caso de un concejal que se negó a hacerlo.
Y, finalmente, a misma Diputación de Barcelona, ha expresado su compromiso con el desarrollo legislativo en los municipios con el fin de no permitir la discriminación del colectivo LGTBI en este ámbito y llevar a cabo políticas proactivas.
Estamos ante cambios posibles, ante cambios necesarios. Estamos ante anuncios y compromisos. Anuncios institucionales y compromisos electorales que deben ser pronto una realidad. Aplaudimos las iniciativas, estaremos atentos a que se lleven a cabo.