Hay gente que tiene la manía de ser la primera en todo. En Catalunya, sin manías, hemos tenido la suerte de ser una de las primeras naciones en muchas cosas: Ley de derechos LGTB y contra la LGTBfobia, consejos de participación municipales y nacionales LGBT, las banderas multicolores en las instituciones… sin manías, no ha sido rápido, ha sido una lucha de años por parte del colectivo y de avances lentos en las instituciones.
Algunos recortes de derechos si que fueron rápidos y fuimos a la cabeza, a pesar de quedar todavía muchas cosas por hacer. Ahora se acercan etapas de cambios, cambios que no se prevén rápidos. Las demandas siguen siendo: el derecho al propio cuerpo, el derecho a tener y ejercer derechos, el pacto social contra el estigma, ya no por las etiquetas clásicas LGTB sino por las que hemos ido dejando por el camino. La I de intersexuales, la P de positivos y positivas en el VIH, la G de género… letras que no son inconexas sino que nos han hecho ver la necesidad de hacer o reivindicar políticas para la diversidad: funcional, familiar, de amor… más allá de las parejas, más allá del sexo biológico, más allá de las etiquetas, más allá de la disforia, más allá de la discriminación…