EDITORIAL

No actuar en contextos que se sufre LGTBfobia es connivencia y colaboración. La inacción tiene que tener un precio y esto es lo que nos dice la reciente sentencia que ha impuesto una multa de 51.000 euros a una escuela de Cerdanyola del Vallès por no haber abordado una situación de discriminación. Es una sentencia y un precedente importante que nos dice, le dice a la sociedad entera, que no se puede ser indiferente a la LGTBfobia. Y menos en un ámbito tan importante como la escuela que es donde se educa en valores a las próximas generaciones. Nuestros políticos y nuestras políticas tienen la gran responsabilidad de evitar que una situación como la que se ha producido en Cerdanyola se repita. La Ley contra la LGTBfobia que aprobará el Parlamento catalán, y que sólo está pendiente del recurso del PP en el Consejo de Garantías Estatutarias, va también en este camino, en el de la prevención.

Con todo, no es sólo cosa de políticos y políticas, la ciudadanía también puede hacer mucho contra la LGTBfobia, no podemos quedarnos callados: ni el profesorado, ni padres y madres, ni el alumnado. Aunque son los educadores y las educadoras quienes tienen mayor responsabilidad. La sentencia acusa a la escuela de minimizar e incluso ignorar la situación de discriminación que sufrió el adolescente que estuvo cerca de 900 días en tratamiento por un trastorno adaptativo, con ansiedad y depresión. Es un patrón que se repite: ignorar la discriminación y minimizar las quejas de la víctima cuando no culpabilizarla con las terribles consecuencias emocionales que esto tiene.

Aún así, el reconocimiento judicial no es suficiente. Necesitamos que la administración se implique en la lucha contra la LGTBfobia en la escuela para evitar que sea un espacio inseguro para las criaturas LGTB, tal y como afirmaba Esther Nolla en una entrevista para IDEMTV. Necesitamos herramientas para poder abordar situaciones como esta de oficio, y que haya mecanismos por si un profesor o una professora o el director o la directora del centro no actúan. Necesitamos un profesorado formado para prevenir la LGTBfobia y abordar la diversidad afectivo-sexual, pero también reglamentos internos que penalizan la inacción. Necesitamos la colaboración de los padres y madres del alumnado. Por eso felicitamos al movimiento LGTB por el gran éxito que supone la próxima aprobación en el Parlamento catalán de la Ley por los derechos de las personas LGTB para que se puedan garantizar de forma efectiva nuestros derechos y libertades.