No viene nunca buena añada, dice el dicho. La crisis económica ha escondido muchos recortes de derechos sociales que se han denunciado en muchas ocasiones. También se han frenado, o retrasado, políticas importantes para el colectivo que son centrales y necesarias: la ley contra la LGTBfobia, las políticas educativas inclusivas, sensibilización, atención y prevención del SIDA…
Si bien los derechos van hacía atrás, escondido bajo la austeridad, las entidades están al pie del cañón, dando servicios, impulsando propuestas, trabajando en positivo para que los derechos del colectivo LGTB siguieran estando en la agenda política .
Pero las entidades también necesitan un reconocimiento. Un reconocimiento político de las propuestas y de su valor social, en forma de políticas abiertas y participativas, que den protagonismo al movimiento, pero también se necesita una financiación justa. Las entidades se encuentran en momentos clave para su pervivencia
Las entidades de lucha contra el SIDA y del colectivo LGTB han denunciado, en muchas ocasiones, la falta de compromiso de las diferentes administraciones para la pervivencia de los servicios que se prestan y de las propias entidades. Ahora que están sobre la mesa los presupuestos, hay que hablar claro y reclamar una financiación justa para las entidades sociales, para las entidades del colectivo, un compromiso de las administraciones con los movimientos sociales que permita seguir avanzando, seguir luchando, seguir dando servicios a quien lo necesite, seguir poniendo los derechos del colectivo en la agenda política .