Habemus LGTBIfobia

Habemus LGTBIfobia

Ya tenemos nuevo Papa: Francisco I. Y no hay demasiadas novedades por lo que se refiere a la aceptación de los derechos del colectivo LGTBI. Y esto es así, pese al insistente mensaje sobre la supuesta voluntad de hacer frente a los “retos” de la Iglesia Católica del nuevo pontífice y sobre su austeridad. Además, se suceden las acusaciones, que van saliendo a la luz pública, de haber sido colaboracionista con la dictadura de Argentina durante los años 70. Los matices vienen de aquellos que lo limitan a pasividad, pero nunca hablan de clara oposición. No sabemos que hará Francisco I en su papado, pero sí que sabemos qué ha hecho cuando era líder de los católicos argentinos. Y los antecedentes que tiene, ciñiéndonos sólo a derechos del colectivo LGTBI, no son, precisamente, favorables. Y esto, siendo muy y muy suaves.

A los hechos me remito, Jorge Mario Bergoglio, como arzobispo de Buenos Aires y líder argentino de la Iglesia Católica, fue uno de los más grandes opositores de la pionera ley, en el contexto latinoamericano, de matrimonios entre personas del mismo sexo de su país. Calificar de “Guerra santa”, de pretensión “destructiva del plan de Dios” o de “diabólico” este nuevo derecho son sólo algunas de las declaraciones que realizó este líder espiritual que convocó una manifestación en contra del reconocimiento del derecho a casarse de lesbianas y gays. Conocidas son sus presiones a los políticos para impedir la aprobación de este avance para un colectivo que ha sufrido tanta discriminación y que provocaron que la presidenta argentina, Cristina Fernández, lo acusara de vivir en tiempos medievales y de la Inquisición. Nada, por otra parte, que sea susceptible de ser “noticia”: no hay novedad. Allá dónde se han aprobado leyes del matrimonio igualitario han sido la derecha política y las jerarquías religiosas las que más se han opuesto.

Tampoco hace falta rebuscar demasiado para darse cuenta que el movimiento LGTBI latinoamericano tampoco valora el nuevo Papa de una forma especialmente positiva, por muy latinoamericano que sea. Su designación sólo se entiende desde la voluntad de evitar un mayor retroceso del catolicismo en aquella región y como reacción a los gobiernos progresistas de aquel continente. Las entidades argentinas en defensa de los derechos del colectivo LGTBI no hacen más que criticar la elección de Francisco I por obstaculitzarlas leyes sobre el matrimonio LG y de identidad de género de su país. El artículo más exhaustivo al respeto, “Activistas LGTB dicen que el Papa “es lo peor” que le puede ocurrir al movimiento”, que procede de la revista Rompiendo el Silencio, de cultura lésbica.

Con todo, se debe hacer notar que estos hechos no hacen más que confirmar que se sigue en la línea habitual de la jerarquía católica. Una institución que vive anclada en la Edad Media y que elige su líder espiritual a partir de un Colegio Cardenalicio que designa el anterior papa. Es necesario recordar, aunque parezca obvio, que el Papa no se elige celebrando unas primarias. Por tanto, las posibilidades de cambio son bastantes reducidas. Se trata de una institución aristrocrática, que difícilmente cambiará a partir de una reforma interna. Está todo atado y bien atado. Por eso, resulta, cuando menos, sorprendente el debate alrededor de si el nuevo Papa hará o no reformas en la Iglesia Católica. No hay nada imposible, pero todo indica que nada, de sustancial, cambiará.

Con los datos actuales, desde el nuestro colectivo el único mensaje que recibimos fue: Habemus LGTBIfobia. Quizás, la única duda que queda es saber en qué grado.

 

El autor del artículo de opinión es periodista y ha trabajado tanto en medios de comunicación, como en comunicación corporativa y 2.0. Es además, valenciano de nacimiento y barcelonés por decisión propia. Por otra parte, ha participado de diferentes movimientos asociativos LGTB y ha colaborado en diversos medios especializados en temática LGTB y con el libro “La historia del movimiento gay en la clandestinidad del franquismo”, de Armand de Fluvià.
Actualmente participa del proyecto IDEMTV, con dos profesionales más.